Catorce mil años de culturas únicas precedieron a los Inka en los Andes. Cuatro, en particular, Chavín, Tiwanaku, Wari y Chimú, influyeron en las tradiciones de los Inka y sentaron las bases para el surgimiento del Imperio Inka y el sistema vial Qhapaq Ñan o el Gran Camino Inka. En menos de cien años, los Inka utilizaron la pericia y la innovación para mejorar las infraestructuras existentes y desarrollar un imperio sofisticado. Cuando los conquistadores españoles llegaron a Tawantinsuyu en 1532, el sistema del Gran Camino Inka les dio fácil acceso al imperio. Ya debilitado por la guerra civil y la viruela, el Imperio Inka cayó. Bajo el dominio español, la infraestructura del Imperio Inka se deterioró rápidamente. Los españoles trajeron nuevas enfermedades, animales y plantas e introdujeron nuevas creencias y leyes que transformaron la vida de los pueblos andinos y sus tierras. A pesar de más de 500 años de presiones coloniales, hoy más de siete millones de descendientes de los Inka continúan sus tradiciones y un estilo de vida andino que se centra en valores comunitarios, incluyendo la reciprocidad y un profundo respeto por la tierra.
La cultura Chavín fue la primera gran cultura unificadora de los Andes. Sus poblaciones, aunque dispersas—entre las cuales Chavín de Huantar fue la más numerosa—compartían un estilo característico de arte, arquitectura, cerámica y modo de vida, que influenció a otros grupos étnicos.
Fachada de un templo, Chavín de Huántar, Perú. Foto por Ramiro Matos, NMAI, 1980.
Adorno Chavín para la cabeza, 800–200 a.C. Chongoyape, Perú. Oro. Foto de Ernest Amoroso, NMAI. (16/1972)
Botella Chavín con asa-estribo y gollete tubular (anverso y reverso), 800–100 a.C. Tembladera, Perú. Cerámica. Esta vasija tiene la forma de las conchas marinas Strombus y Spondylus, las cuales han constituido elementos sagrados para los pueblos andinos desde el período Chavín. Foto por R.A. Whiteside, NMAI. (23/7099).
Ubicada cerca del lago Titicaca, la ciudad de Tiwanaku era el centro de una cultura cuya religión, arte y arquitectura ejercieron gran influencia en el sur de los Andes. A fin de fomentar el comercio y la distribución de recursos, los pueblos Aymara de Tiwanaku construyeron caminos que se extendían hasta la costa del Pacífico.
La puerta del sol, Tiwanaku, Bolivia. La figura de arriba es el dios creador Tiqzi Wiracocha. El culto a esta deidad se originó en la región de Tiwanaku y se dispersó a lo largo de los Andes. Foto por Wayne Smith, NMAI, 2009.
Incensario Tiwanaku, 600–900 d.C. Tiwanaku, Bolivia. Cerámica. Esta vasija ceremonial representa a un puma, un animal asociado simbólicamente con la tierra en el mundo andino. Foto de Ernest Amoroso, NMAI. (20/6313).
Incensario Tiwanaku Tiwanaku, 600–900 d.C. Tiwanaku, Bolivia. Cerámica. Esta vasija ceremonial representa a un cóndor, un animal asociado simbólicamente con el cielo en el mundo andino. Foto por Ernest Amoroso, NMAI. (24/4450).
Los Wari construyeron un gran imperio. Se expandieron desde la sierra central del Perú hacia otros territorios con el fin de propagar su religión. Para ejercer control sobre las áreas remotas, los Wari establecieron centros provinciales, así como una extensa red vial.
TemploWari, Wari Wakaurara, Ayacucho, Perú. Foto por Ramiro Matos, NMAI, 2010.
Vasija Wari pintada y modelada con motivo de serpiente, 800–1000 d.C. Valle Chancay, Perú. Cerámica. La serpiente, un animal sagrado, se vincula simbólicamente con el agua y la fertilidad. Foto por Ernest Amoroso, NMAI. (23/1070).
Vasija Wari pintada, 800–1000 d.C. Región de Nazca, Perú. Cerámica. Foto por R.A. Whiteside, NMAI. (16/9700).
La muy bien organizada capital de los Chimú, Chan Chan, fue la ciudad más grande de su época en el hemisferio occidental. Los Chimú construyeron una red de caminos, canales y sistemas de irrigación que los ayudaron a expandirse a lo largo de la costa norte de Perú.
Muros ornamentales con diseño de pelícanos, Chan Chan, Perú. Foto por Joanne Pillsbury, 1987.
Botella Chimú con asa-estribo y gollete tubular, en forma de pato, 1100–1400 d.C. Costa norte del Perú. Cerámica. Foto por R.A. Whiteside, NMAI. (23/6883).
Botella Chimú con asa-estribo y gollete tubular, en forma de puma, 1100–1400 d.C. Costa norte del Perú. Cerámica. Foto por R.A. Whiteside, NMAI. (23/190).
La expansión de los Inka comenzó a principios del siglo XIII. Establecidos en la ciudad de Cusco, crecieron hasta convertirse primero en un pequeño reino, con políticas y costumbres adaptadas de las culturas predecesoras. Hacia 1438 los gobernantes Inka comenzaron a conquistar territorios vecinos hasta culminar con la creación del imperio más grande del hemisferio occidental.
Templo de Tiqzi Wiracocha, Raqchi, Perú. Los vestigios de un muro central es todo lo que subsistió de este templo destinado al dios creador. A 18 metros de altura, sugieren el tamaño monumental de la estructura original. Foto por Doug McMains, NMAI, 2014.
ArybaloInka, 1450–1532 d.C. Juan Benigno Vela (Pataló), Ecuador. Cerámica pintada. Esta forma de cerámica se conoce como arybalo y es exclusiva del período Inka. Los arybalos eran cántaros que se utilizaban para cargar líquidos como agua y (chicha, o cerveza de maíz). Foto por Ernest Amoroso, NMAI. (1/2780).
Vaso Inka cilíndrico con rostro humano en relieve, 1470–1532 d.C. Región del Cusco, Perú. Plata. Foto por Ernest Amoroso, NMAI. (16/9875).
Bajo el gobierno español, el Qhapaq Ñan se deterioró rápidamente. Los españoles introdujeron nuevos animales, plantas, creencias, leyes y enfermedades que transformaron la vida de los pueblos andinos, su territorio y su camino. Los españoles establecieron nuevas ciudades y fundaron Lima como la capital de la colonia. Despojaron a Cusco de su poder y la remodelaron con catedrales, salas públicas y casas de estilo español. Muchos de sus grandes edificios fueron destruidos.
Felipe Guaman Poma de Ayala (quechua, ca. 1535–1616 d.C.). Viajes de descubrimiento del Nuevo Mundo, 1615. El primer nueva corónica y buen gobierno, Biblioteca Real, Copenhague, GKS 2232 4°. El Tawantinsuyu cada vez estaba más débil. Varios de los pueblos conquistados se estaban rebelando. La viruela azotó la región, ocasionando numerosas muertes, incluyendo la de Huayna Capac, el decimoprimero Shapa Inka. El deceso del Inka desató una guerra entre sus hijos, Atahualpa y Huáscar. Atahualpa ganó la lucha de poder en 1532, justo para la llegada de los españoles.
Felipe Guaman Poma de Ayala (quechua, ca. 1535–1616 d.C.). Los españoles pelean contra los Inka, 1615. El primer nueva corónica y buen gobierno, Biblioteca Real, Copenhague, GKS 2232 4°. Con sus caballos, armas de fuego y espadas de acero, los españoles tenían superioridad sobre los Inka, quienes peleaban con mazas y hondas, y llevaban armaduras de algodón acolchado.
Felipe Guaman Poma de Ayala (quechua, ca. 1535–1616 d.C.). La ejecución de Atahualpa, 1615. El primer nueva corónica y buen gobierno, Biblioteca Real, Copenhague, GKS 2232 4°. Atahualpa y el conquistador español Francisco Pizarro se encontraron frente a frente en 1532. Pizarro, con el apoyo de nativos rebeldes del norte, tomó a Atahualpa como rehén y exigió un enorme rescate en oro y plata. Para poder pagar, el Inka desmanteló sus templos y palacios de metales preciosos, suficientes para llenar una habitación con oro y dos con plata. Luego de recibir el rescate, Pizarro mandó estrangular a Atahualpa en julio de 1533. El Tawantinsuyu quedó así en manos de los españoles.
La invasión Española fue la destrucción del sistema que mantenía el imperio y el camino. Impusieron una nueva religión e intentaron eliminar las tradiciones culturales. En los primeros 100 años importaron plantas y animales que alteraron el medioambiente y casi el 80 por ciento de la población nativa murió víctima de enfermedades europeas.
Las montañas sagradas de Tawantinsuyu eran ricas en minas, que pronto se convirtieron en la principal fuente de riqueza de España. Los españoles obligaron a los indígenas a proporcionar trabajo en nombre de la corona española. A diferencia de los Inka, los españoles no dieron nada a cambio. Muchas personas murieron trabajando en estas peligrosas minas. Los españoles trajeron ganado, ovejas, cabras y cerdos a regiones donde tradicionalmente pastoreaban llamas y alpacas. Plantaron sus cultivos importados en las áreas más fértiles, dejando las tierras más pobres para los andinos y desplazando cultivos nativos. Los continuos abusos de los gobernantes españoles hicieron que muchas regiones de Sudamérica buscaran la independencia de España. Los seis países que formaban parte del Imperio Inka se independizaron de España entre 1810 y 1825.
La Iglesia de la Compañía de Jesús, construida por los españoles en la Plaza de Armas (Hawkaypata), Cusco, Perú. Foto por Doug McMains, NMAI, 2014.
Pueblos quechua en el mercado de Huancayo, Región de Junía, Perú. Foto por A. Hyatt Verrill, 1924. (NMAI N10150).
Cruz cristiana frente al palacio de Manco Capac, Cusco, Perú. Estéreo foto por Ephraim George Squier, ca. 1865. (NMAI N19013).
Qorikancha, el Templo del Sol de los Inka, con la iglesia de Santo Domingo construida encima del mismo, Cusco, Peru. Foto por Doug McMains, NMAI, 2014.
Estatuilla quechua de hombre arando con bueyes, 1910–1940. Paracaya, Perú. Cerámica. Foto por Ernest Amoroso, NMAI. (26/3409).
Estatuilla Aymara de oveja, 1920–1950. La Paz, Bolivia. Plata, vidrio. Foto por Ernest Amoroso, NMAI. (10/6985).
Adorno quechua para la cabeza de una mula, 1880–1920. Lago Titicaca, Perú. Lana de oveja y de camélido. Foto por Ernest Amoroso, NMAI. (15/8322).
Los españoles desmantelaron la estructura del Tawantinsuyu, desde el gobierno hasta la religión. Sin embargo, los andinos se las ingeniaron para mantener vivas sus tradiciones. Continuaron hablando quechua y aymara. Adoptaron la religión católica, pero fusionaron sus costumbres con creencias más antiguas. Las ceremonias y peregrinajes Inka pasaron a incorporar santos católicos.
Los españoles distorsionaron el valor andino de ayni (reciprocidad) solo para beneficiarse a sí mismos. A pesar de las presiones coloniales, el concepto de ayni según fue concebido por los antepasados de los Inka todavía se practica hoy como manera de preservar el modo de vida recíproco, basado en el sentido de comunidad en las aldeas andinas.
Los pueblos andinos adoptaron tecnologías europeas—tales como el trabajo en vidrio, el esmaltado de cerámica y técnicas metalúrgicas—y las combinaron con técnicas de artesanía tradicionales.
Los descendientes de los Inka que hablan los idiomas quechua y aymara participan hoy en varias profesiones y actividades en las áreas rurales y en ciudades en Perú, Bolivia y los otros países que eran parte del Imperio Inka.
Pueblos quechua, Pisac, Perú. Foto posiblemente por Beate Salz, ca. 1950. (NMAI P18570).
Desfile durante la procesión del Corpus Christi, Cusco, Perú. Foto por Doug McMains, NMAI, 2014.
Niña quechua y su cabra, Toqra, Písac, Región del Cusco, Perú. Foto por Isabel Hawkins, 2015.
Familia quechua, Toqra, Písac, Región del Cusco, Perú. Foto por Isabel Hawkins, 2015.
Festividades del carnaval andino, Imagen #88343383, iStock por Getty Images.
Caravana de llamas arreada por pueblos quechua, región de Ayacucho, Perú. Foto por A. Hyatt Verill, 1924. (NMAI N10172).
Desde los tiempos de los Inka, el Gran Camino Inka ha sido utilizado por personas y llamas, Jujuy, Argentina. Foto por Alex E. Nielsen, 2011.
Virgilio Oré (quechua), Arca de Noé (anverso y reverso), 2008. Región de Ayacucho, Perú. Cerámica. Foto por Ernest Amoroso, NMAI. (26/7958).
Mujer aymara de Bolivia, Imagen #16470306, iStock por Getty Images.
Estatuilla quechua de llama con carga de barras de estaño, 1900–1930. Ayacucho, Perú. Plata. Foto por Ernest Amoroso, NMAI. (10/6987).
Arqueóloga Vicentina Galiano Blanco (quechua) del Cusco, Perú, trabaja como parte del Ministerio de Cultura de Perú para colaborar con las comunidades andinas para restaurar y preservar la herencia cultural Inka y los numerosos yacimientos ancestrales del Imperio Inka, Huinchiri. Foto por Isabel Hawkins, 2015.
Familia de San Isidro, noroeste de Argentina, Imagen #70969465, iStock por Getty Images.
Indígenas en Quito, Ecuador, Imagen #91002845, iStock por Getty Images.