El camino es como una soga que une a las comunidades y nos permite vivir como una familia.
—Pánfilo Sulca (Quechua), Sarhua, región de Ayacucho, Perú, 2010
Las tradiciones nativas permanecen vigentes
Los pueblos Quechua a lo largo de la región andina proclaman con orgullo su herencia Inka. Las huellas más vivas de este pasado son los festivales y las celebraciones, donde confluyen las tradiciones inkaicas y católicas para colmar las ciudades, los pueblos y los valles de música, movimiento y colorido.
Inti Raymi
En honor a Inti, el sol, este festival inkaico sobrevive en muchas partes de los Andes, especialmente en Cusco. Ocurre durante el solsticio de invierno (junio en el hemisferio sur) y se manifiesta en rituales, procesiones, vistosos trajes, danzas y banquetes.
Pastoreo de llamas y caravanas
El ayni sobrevive
Los pueblos indígenas se hallan esparcidos a lo largo de los Andes. En este paisaje escabroso, el antiguo concepto de ayni (reciprocidad) permanece muy vigente. Las comunidades trabajan en solidaridad para el bien común.
El ayni y el Qhapaq Ñan
El Qhapaq Ñan aún está vivo. Las comunidades rurales se ocupan de mantenerlo desde la época de los Inka infundidos por el espíritu del ayni. El qollana (líder de la comunidad) organiza equipos de trabajo para contribuir al bienestar de toda la comunidad.
Puente colgante Q’eswachaka
El puente colgante Q’eswachaka ha sido instalado sobre el río Apurímac de Perú hace más de 500 años. Los lugareños se ocupan de reconstruir sus 28 metros de longitud, usando métodos y materiales vegetales tradicionales. Se trata del último puente colgante construido con técnicas inkaicas.
La reconstrucción tiene lugar a principios de junio, desde ambas orillas del río. A cada lado hay un qollana (líder de la comunidad) que se desempeña como "experto en puentes". Esta labor especializada, sumamente respetada, es legada de padres a hijos.